Seguro te ha pasado. Te bañas, y al ver la coladera notas más cabello del que quisieras. O pasas la mano por el cepillo y parece que estás perdiendo medio cabello. La buena noticia es que no estás sola, y no siempre es tan grave como parece.

La caída del cabello puede tener muchas causas, y entenderlas es el primer paso para saber cómo cuidarte mejor.


1. Tu cuerpo habla (y el cabello también)

El cabello es uno de los primeros lugares donde se notan los desequilibrios internos. Estrés, mala alimentación, cambios hormonales o incluso una gripe fuerte pueden ser suficientes para que notes más caída de lo normal.

Sí, el estrés. Aunque suene repetido, el famoso cortisol (la hormona del estrés) puede alterar el ciclo natural de crecimiento del cabello, haciendo que más folículos pasen a fase de caída antes de tiempo. Y si a eso le sumas una mala noche de sueño, comida apurada y ansiedad, el combo está servido.


2. Tu cuero cabelludo también necesita amor

Otro punto importante es cómo estás cuidando tu cuero cabelludo. Usar productos muy agresivos, lavar en exceso o aplicar calor constante puede debilitar la raíz del cabello, hacerlo más fino o quebradizo, y aumentar su caída.

Y aquí entra un dato curioso: muchas veces cuidamos más las puntas que la raíz. Pero si la base no está fuerte, lo demás tampoco aguanta.


3. Cambios hormonales y otras causas naturales

No podemos olvidar los ciclos hormonales. Cambios por postparto, menopausia o incluso el uso de anticonceptivos pueden impactar directamente en el crecimiento y caída del cabello. Y no pasa de un día para otro: a veces los efectos se notan meses después.

La buena noticia es que muchas de estas causas son temporales. La clave está en no ignorarlas, y sobre todo, en darle al cabello los ingredientes que necesita para recuperarse.


🧴 ¿Entonces qué puedo hacer?

Primero, respirar. Luego, evaluar: ¿estás durmiendo bien? ¿Comes más allá de lo básico? ¿Estás usando un shampoo suave, que no irrite? ¿Te estás hidratando?

Y claro, puedes sumar productos que estén diseñados para fortalecer la raíz, reducir la caída y cuidar tu cuero cabelludo sin agredirlo. No tienen que ser mágicos, pero sí funcionales.

 

A veces no se trata de hacer más, sino de hacer mejor.